28.2.12

















llovizna
anuncia su
llegada un brumoso manto
que todo lo
cubre de gris
sin alardes,
engulle hasta los últimos rasgos del horizonte
se asienta
concienzudamente
y expande su
tedio sin aspavientos
con la
parsimonia de la araña que teje su red.
es ese anciano seco
y amargo
quemándose a la
sombra de su soledad
rumiando hasta
la saciedad su consumida vida,
vacío,
ahora su único
fin es evitar que el patio se llene
de las risas
del niño que no supo ser.
pero también es
esa anciana serena,
alejada de
prisas y sobresaltos,
ocupada,
antes de
guardarla, en suavizar y doblar
la colada de
sus bellos recuerdos.
la mirada
nublada en su abierto rostro
es recogimiento
y abrigo.
lluvia
adolescente a
la deriva tras una vaporosa infancia
se
entretiene ahora coqueteando fugazmente
con los
cristales de las ventanas o
jugando al
escondite con las espinas de los rosales
luego de
escurrirse de las celosas hojas de los robles.
durante un
tiempo se creerá flautista,
embaucadora
de renacuajos en los meandros de los riachuelos,
o renombrada
artista bailando claqué en los charcos del camino
aún no sabe
que pronto la cansina rutina
se hará eco
de su melodía.
aguacero
siente cómo
el calor alimenta su sed
cómo la
furia hierve impetuosa, presta a desbordarse.
espoleados
por los rayos ¡truenan sus rugidos!
anuncian la
breve aunque intensa explosión.
será
guerrero errante en soledad
fustigando
la destrucción en pos de un instante de gloria.
su herrumbrosa
armadura, única patria
su lastimado
escudo, fiel compañero
y su mellada
espada, cruel religión.
diluvio
la rabia ha
tomado las riendas
y ha decidido
instalarse en el lecho de la furia.
el tronar se
ha vuelto cotidiano
y a diario
martillea insistente.
las noches
alimentan una tormenta
que día a día
acrecienta su torrencial poder.
como un dios
ciego y vengativo
decide
adueñarse del tiempo
dejando que
éste, obediente tirano,
forje lentamente
el destino sobre los sueños empantanados.